jueves, 21 de febrero de 2013

El sexo de los ángeles

Me levanto con las noticias radiofónicas, como cada mañana desde hace años. Y entre tanto estado de crisis e innumerables casos de corrupción institucional, de Bárcenas y espías, de sobres y sobresueldos, de políticos metidos a mafiosos y de realezas que juegan al póquer con Capone; encuentro un suceso que me provoca la primera carcajada del día en la misma ducha y que hace que el champú se cuele entre mis párpados y se instale directamente en mi ojo derecho.

La noticia tiene que ver con la estrategia defensiva del tipo que robó el códice calixtino de la catedral de Santiago, de cuyo nombre no quiero ni puedo acordarme. Al parecer este señor, al estilo del mismísimo Mourinho, ha decidido echar balones fuera y ahora escribe nada menos que quince folios en los que cuenta que en la catedral hay “actitudes que iban más allá de lo humanamente paternal”, “relaciones sexuales” o “palmaditas en el culo” entre religiosos.

En sus veinticinco años de electricista en la catedral, el susodicho fue testigo de todos estos hechos, habiéndolos vivido de cerca cuando “iba a rezar, o a tomar un café”, o incluso cuando se lo contaban los propios protagonistas de los hechos. Claro, pienso yo, ¿dónde se confiesa un cura mejor que con el electricista? Y en este teresiano “vivo sin vivir en mí”, en esta prueba de fuerza de su inalterable fe cristiana, este señor empezó también a llevarse de la catedral el dinero del cepillo, regalos, jamones… e incluso el citado Códice, acumulándolo en su casa en bolsas de plástico y llevando una contabilidad digna del mismísimo Bárcenas. Y es que las penas, con vino, son menos pena y como decía Woody Allen: “El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia”.

Desde luego es una estrategia curiosa esta que ahora pone en práctica, no sé si aconsejado por su abogado o por un macaco con un subidón de ácido. Sólo espero levantarme mañana y escuchar que ha escrito otros quince folios detallando cómo copió el resto de las prácticas que dice habituales en la catedral. Sí, me refiero a aquellas que iban “más allá de lo paternal”, esas que deben suceder en los rincones sombríos del templo entre hombres con sotana y a los únicos ojos del divino. Puestos a copiar, ya lo habrá copiado todo, no?

Espero que nos cuente sus hazañas sexuales, no por un morbo homófobo ni mucho menos, sino para que los cristianos tengan un motivo más para salirse de esta secta que predica unos principios y luego ejerce otros. Esa que tanto se parece a nuestra clase política, simplemente porque son lo mismo. Por eso no me sorprende, simplemente me produce carcajada, porque desde pequeño he tenido claro que, como diría nuevamente el maestro Allen: “prefiero la ciencia a la religión. Si me dan a escoger entre Dios y el aire acondicionado, me quedo con el aire”.

Me gustaría imaginarme a este señor electricista, vestido de faena y con unas cuantas sotanas alrededor suyo tiradas por el suelo. Y es que el anuncio ese de la hora coca cola light ha hecho mucho daño a la iglesia, quizás más que la dimisión del Papa de la que tanto se habla estos días. No hay nada más sexy que un hombre con uniforme, sudoroso y con dinero. Y no me refiero al Papa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario